Daniel Goleman en su libro “Inteligencia Emocional” menciona que la infancia y la adolescencia son ventanas críticas de oportunidad para fijar los hábitos emocionales esenciales que gobernarán nuestra vida. Esta idea no está tan lejos de lo que para mí significó mi paso por la escuela o lo que pude encontrar realizando mis prácticas de Coaching Educativo.
Los niños y jóvenes viven muchos momentos de frustración ante las demandas del sistema educativo, el cual muchas veces, deja librado al azar la educación emocional centrando su atención en el desarrollo de otro tipo de inteligencias o bien, preparándolos en materias básicas para la salida a una educación superior o el mundo laboral. Por esta razón, al aplicar la inteligencia emocional en el aula, se promueve una nueva visión del alumno integral y la educación de un alumno como un todo, logrando reunir mente y corazón en el aula.
Un reto titánico que afrontan los jóvenes hoy día, es luchar contra todas las ansiedades (Vence las creencias irracionales y ansiedad) que experimentan en su paso por la escuela, influyendo estas de manera significativa sobre sus procesos de aprendizaje o bien, de autodescubrimiento. Para ello, el coaching educativo apunta a la búsqueda del uso de herramientas y habilidades que lleven al estudiante al descubrimiento de sus creencias limitantes, debilidades, fortalezas, autonomía, responsabilidad, entre otros factores de importancia y que en muchas ocasiones, al no poder descubrir esto, es donde se generan todos esos miedos y ansiedades que lo limitan y que no le permiten potenciar todas sus capacidades y utilizarlas a su favor.
Poder contar con las herramientas para comprender sus emociones (Las emociones alteran nuestra percepción), le permite a los jóvenes impulsar su autodominio, persistencia, su capacidad de motivarse a sí mismo y entender la importancia de una motivación intrínseca para su aprendizaje, así como también, la formación de jóvenes con una alta capacidad de afrontamiento a las situaciones que se pueden presentar dentro del ámbito educativo como también fuera de este. Un joven con inteligencia emocional logra el desarrollo de habilidades tales como:
1-Expresión: para los estudiantes muchas veces es difícil tener lo que llamamos “libertad de expresión” y se debe en gran medida por estar inmerso en un ambiente escolar o social que limita la expresión de ideas, pensamientos, o sentimientos. A través del Coaching Educativo, los estudiantes pueden apoderarse de herramientas que les permitan fomentar la participación activa, la expresión de sus ideas, el desarrollo del liderazgo y la comunicación.
2-Autoconsciencia: los jóvenes logran conocerse a sí mismos, reconocer sus propias emociones, capacidades, fortalezas y debilidades, sus creencias limitantes, y los recursos con los que cuentan para afrontar cualquier situación académica e incluso de su vida personal.
3-Autoconfianza: los alumnos se convencen cada vez más de su capacidad de realizar con éxito todo lo que se proponen, así como de aprender contenidos de manera significativa, entienden cada vez más eso de “aprender a aprender” y en cuanto se apoderan de los conocimientos, aumenta su creencia en sí mismos, rompiendo con cualquier creencia limitante o bien, aprendiendo afrontar las mismas de la manera más asertiva.
4-Reafirmación: de la mano de la autoconfianza, el proceso de aprendizaje guiado por la metodología del Coaching Educativo, permite que los estudiantes ratifiquen y validen sus propias convicciones, capacidades, fortalezas. Los alumnos aprenden a resignificar sus propios actos, ahora con mayor convicción y creencia en sí mismos.
En Naranjo Consulting & Coaching queremos servir de apoyo a los jóvenes a través de la metodología del Coaching Educativo. Queremos acompañarlos en el descubrimiento de sus dones, potencializar sus fortalezas, trabajar en áreas de mejora y sobre todo, fomentar su inteligencia emocional para lograr su mejor versión y lograr cambios significativos. Contáctanos AQUÍ.