Como seres humanos poseemos tanto mente racional como emocional. La primera se relaciona con nuestra capacidad de emitir pensamientos de manera lógica y analítica, es un proceso del cual somos completamente conscientes, por otro lado, se encuentra la mente emocional, que se encarga de los sentimientos e impulsos, ambas conviven diariamente en nosotros guiando de cierta manera nuestro accionar.
Según estudios, la inteligencia emocional aporta acerca del 80% para el éxito en la vida, entendido este desde muchas perspectivas, debido a que cada ser humano tiene un ideal de éxito distinto al del resto, en el otro lado se encuentra el 20% que es aportado por la inteligencia racional. Con esto no se pretende afirmar que la inteligencia emocional es mas importante que la racional o viceversa, mas bien, logrando unir estos dos tipos de inteligencia seriamos seres humanos íntegros, los que verdaderamente necesita nuestra sociedad, como lo afirma Nelson Mandela “Una buena cabeza y un buen corazón son siempre una combinación formidable.”
La inteligencia emocional es tomar consciencia de nuestras emociones, manejarlas adecuadamente, puesto que ellas desencadenan comportamientos que pueden impactar en nuestra relación con nosotros mismos y con los demás de manera positiva o negativa. Es muy importante expresar y aprender a controlar nuestras emociones para mantener buenas relaciones con nuestro entorno, pero también lo es aprender a interpretar y comprender las emociones de los demás, esto nos ayuda a conectar más con ellos y generar lazos cercanos. No obstante, desarrollar la inteligencia emocional no es algo fácil, o que surja de la noche a la mañana, en ella hay que trabajar diariamente para lograr fortalecerla.
Debido a esa estrecha relación que existe entre nuestra parte emocional y racional, en ocasiones se produce lo que se conoce como secuestro neuronal, donde nuestro cerebro límbico, encargado de nuestras emociones, es capaz de controlar nuestra racionalidad, es por eso que, a veces nos impulsados por nuestras emociones tenemos comportamientos completamente irracionales como, por ejemplo: insultar, gritar, golpear en un momento de ira. Dicha reacción no está mal, porque muchas veces actuamos sin saber que existen este tipo de herramientas para manejar de una mejor forma nuestras emociones. Así pues, se debe buscar un equilibrio entre lo racional y emocional, pues cuando operan en armonía podemos tomar mejores decisiones y tener comportamientos más asertivos.
Para concluir, podemos afirmar que, nuestras emociones se convierten en un elemento crucial para tener resultados satisfactorios en muchos escenarios de nuestra vida, así que cultivar la inteligencia emocional podrá traer beneficios muy grandes para nosotros que han de incidir de una mejor manera en nuestros diferentes roles, como trabajador, como familia, pareja y amigo.
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